Muchos elementos a incorporar en esta composición de Ikebana previa a las fiestas navideñas.
Flores de Anturium, ramas de boj, ramas secas, piñas blanquadas por nieve artificial, hojas...
Todo cupo en esta ocasión bajo los criterios de la simplicidad y la harmonia que marca este ancestral arte japonés.
Incluso el vacío, siempre necesario en esta técnica, está presente.
En la vida, consciente o inconscientemente, rechazamos a veces la abundancia, incluso cuando sólo tenemos que alargar nuestras manos para prenderla.
Somos merecedores de la abundancia, y debemos incorporarla a nuestras vidas de manera equilibrada y razonable.
A por ella pues.
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